martes, 19 de junio de 2012

Como una mula.

Justamente la semana pasada tuve un encuentro con una muy buena amiga. No solemos charlar muy a menudo y menos vernos en sitios diferentes a la iglesia, pero es una persona que siempre me ha apoyado y fortalecido con su sabiduría y espíritu, aunque la verdad, la muchacha es algo terca. Al leer de primerazo que la palabra "terquedad" forma parte de las características de una persona, automáticamente nos hacemos una imagen negativa pero a la vez debemos reconocer que es una característica inherente en casi todas las personas, la cuestión es que dicha terquedad/obstinación puede ser buena o mala depende hacia qué se orienta. A mi consideración, la terquedad con una buena finalidad se debería llamar perseverancia, pero aún así sigue sonando un poco incómoda la palabrita.

Precisamente yo mismo me considero una persona demasiado terca y eso ha jugado muchas veces en mi contra, esa terquedad es a veces combinada con orgullo y competitividad, lo que puede ser un coctel algo fastidioso. Y justo el viernes que tenía aquella charla, además de otras "charlas" que Dios ha insistido tener conmigo en los últimos días, me di cuenta que dicha característica debe ser orientada en otro sentido y es el espiritual. Actualmente el mundo es el que nos dice cómo debemos comportarnos y nos impone ciertas pautas para ser aceptados en una sociedad, y es ahí donde, compartiendo una canción, se nos indica que debemos ser tercos, tercos como mi amiga que quiere verme madurar en el espíritu por mi bien y tercos como el mismo Dios, que una vez se empecina con nuestras vidas, no nos deja hasta que cumpla su propósito en nosotros. Con ustedes, Josh Wilson:

 

Y gracias a tí, mi querida Damaris Rodríguez, que sigues de terca aconsejandome y dejándote usar por Dios cuando quiere hablarme, por hacerme dar cuenta que debo rehusarme a lo que vale la pena rehusarse y no al contrario. A ti va dedicada ésta entrada, así como te mostré la canción el pasado viernes, canción que yo ya había escuchado hace mucho tiempo pero que hasta ahora tengo las agallas y siento la autoridad para publicar en éste devocional.

lunes, 11 de junio de 2012

Sencillamente, el mejor.

Hace poco se celebró lo que fue la convención E3, que es la reunión más importante de los viedeojuegos a nivel mundial. En estas reuniones podemos ver los últimos avances de las videoconsolas y sus juegos, que cada vez nos impresionan más con su realismo, complejidad y excelente calidad gráfica. Pero hay algo que lei hoy y que me dejó impresionado, y es que, les apuesto que no alcanzan a adivinar cual es el catalogado como "mejor videojuego de todos los tiempos". No, no es ninguno de la saga de "Mario Bross", "Final Fantasy" o "Legend of Zelda". Tampoco es ningún título de "God of War", "Call of Duty", "Metal Gear Solid" o "Resident Evil". Señoras y señores, considerado por varias revistas especializadas en videojuegos, el mejor de toda la historia es...

¡¡¡TETRIS!!!

Éste simpático puzzle se logró colar como el más apetecido por encima de los grandes títulos anteriormente mencionados, y es que muchos de nosotros no hemos jugado varios de estos juegos, pero estoy completamente seguro que TODOS en algún momento hemos jugado tetris. Fue creado/programado originalmente en 1984 por un soviético (en ese entonces todavía existía la U. R. S. S.) llamado Alekséi Pazhitnov -wow, tetris nació el mismo año que yo, y su creador es casi-tocayo mío: Pazhitnov\simeqPachito (???)- y patentado por la compañía japonesa Nintendo que se robó la idea para poderlo comercializar libremente con su nueva consola portatil Game Boy. Su nombre proviene de la combinación de dos palabras: tennis (deporte que le gustaba mucho al ruso este) y tetrominós, que simplemente son figuras conformadas por la unión de cuatro cubos -dato curioso: Por eso el juego "dominó" se llama así, geométricamente esa palabra hace alusión a dos cubos pegados- y que máximo pueden ser 7, las 7 piezas originales del juego que son: el cubo, la "T", la "L" y su inversa, la "s", la "z", y el bendito palo ese que siempre se demora en salir y nos hace apretar las nalgas cuando ya vamos perdiendo.

Aparte de entretenernos, Tetris es un muy buen juego para el ejercicio cerebral, ya que según los expertos, su prolongada actividad puede llevar a una actividad más eficiente en el cerebro durante el juego. La primera vez que se juega, el consumo de energía y de glucosa aumentan debido al incremento de actividad cerebral, y a medida que se va volviendo uno un duro, el cerebro reduce su consumo de energía y de glucosa indicando más eficiencia. También se cree que el jueguito puede incrementar la velocidad de razonamiento de la persona a tal punto de "pensar sin pensar", significa que si se presenta un problema se desarrolla la capacidad de visualizar y determinar una solución sin necesidad de pensarla. Eso lo convierte en un juego sumamente lógico que ayuda a elevar el nivel de lógica y velocidad mental.

Lo mencionado anteriormente concuerda con un tema de discusión que tuvimos ésta semana con mi socia, y era precisamente la añoranza de los juegos de antes, juegos de mesa o juegos de calle con niños de misma edad. Y aunque en la actualidad hay mucha variedad de juegos de video y teconología a nuestro alcance que nos proporciona entretenimiento, podemos notar cómo nuestra naturaleza no necesita de esos avances para la diversión, ya que tenemos la capacidad de disfrutar los pequeños detalles de la vida. Por encima de grandes títulos (varios de ellos los he jugado, disfrutado e incluso algunos me han sacado lágrimas de emoción), el gran tetris logró imponerse como el mejor de todos los tiempos, un juego que puede correr perfectamente en un Xbox 360 o en un Family, en una pc extremadamente avanzada o en una que use Windows 3.1. Por más modificaciones gráficas que le hagan, su mecánica siempre será la misma y su jugabilidad también. Eso si es un juegazo, y lo mejor es que cualquier persona de cualquier edad lo puede jugar y agarrarle gusto. Valiosa lección de humildad ante las grandes desarrolladoras de videojuegos...

Eso sí, siempre habrá excepciones a la regla, estoy seguro que el japonés que mostraré a continuación no prefiere los juegos de la calle con los amigos, simplemente porque una persona así debe tener una vida social completamente inexistente. Y si estoy equivocado, que comparta el secreto para su magnífica distribución del tiempo.



A manera de posdata, los videojuegos en cierto sentido aportan al ejercicio mental, contradiciendo el mito que pueden llegar a generar violencia. Cómo dicen por ahí: "Si los videojuegos de violencia me vuelven violento, entonces tetris me volvería arquitecto".