Durante el año pasado decidí incursionar en el cuentico de ser independiente y no depender del salario de una empresa para generar ingresos. Me determiné a ganar lo que YO consideraba que debería ganarme en lugar de darle la potestad a las compañías de que sean ellos los que indiquen cuanto consideraban que debía ganar. Así que ingresé a Herbalife, el paraiso de las Network Marketing, multiniveles, y las libertades financieras. He visto resultados positivos y muy interesantes que han hecho que madure y crezca personalmente, pero también he escuchado comentarios de ciertas personas negativas que simplemente no les gusta que los demás surjan, y de una manera diferente. Así como yo, sé que todos tenemos dentro de nuestro círculo social al menos una persona similar, que siempre ve el vaso medio vacío y le pone peros a todo. Como alguna vez leí una frase: "El optimista ve la oportunidad en la calamidad, el pesimista ve la calamidad en la oportunidad". En los cocteles de negocios bien bacanos que organizamos (cordialmente invitados todos, pregúntenme cómo), el speaker al final les dice a las personas que van a escuchar comentarios acerca de que en éstas reuniones les lavamos el cerebro. Pues bien, desde que estoy trabajando en ésto he encontrado similitudes con el trabajo ministerial, ya que ambos se basan en la multiplicación y "reclutamiento" (ojo, NO forzoso).
Al escuchar esa frasesita "lavado de cerebro", inmediatamente recordé todos los comentarios que escuché cuando me volví cristiano, ya que se habla de que las iglesias l
e lavan el cerebro a las personas, y pensandolo bien, me atrevo a decirles a todos que TIENEN LA RAZÓN. Remitiéndome a la Real Academia de la Lengua, el verbo lavar tiene como uno de sus significados: Purificar, quitar un defecto, mancha o descrédito. Ahora, si hablamos de lavado de cerebro, podemos concluir que al salir de la iglesia y recibir ese tipo de lavado significa que nuestro cerebro quedó limpio como una camisa blanca de propaganda de Ariel, a la espera de algún estampado nuevo. Como resultado de eso, me quitaron pendejadas como:- Debo respetar a mis padres ya que sean como sean, siempre serán mi autoridad.
- Debo fortalecer y entregar mi vida personal a Dios, ya que el más beneficiado soy yo mismo, ya que los que no lo hacen se están perdiendo el placer de tenerlo como amigo, confidente y consolador personal.
- Debo dejar cosas que me hacen daño como los vicios, y pues, que vaina, yo que antes quería destruir mi cuerpo y mi mente con esas vainas y mi esperanza de vida al paso que iba no superaría los 50...
- Debo ser excelente en todo lo que haga, ya que de esa manera puedo honrar a Dios y de paso ser una mejor persona.
- Debo DIEZMAR, sí señores, DIEZMAR a la iglesia, y una de las razones es que desde que lo hago, me va mejor en todo, es decir, el diezmo es más un beneficio para el diezmador que para el que lo recibe.
- Debo cambiar completamente mi antiguo, vetusto, pesimista y mal vocabulario para de esa manera proclamar palabras de bien para mi vida y de los demás, y aprender que la palabra tiene poder y por medio de ella lograr cosas y alcanzar metas.
- Debo depender de Dios, sin importar las circunstancias que nos afecten, para de esa manera siempre estar contento ante toda dificultad.
Si siguiera, la lista sería interminable, así que si quieren saber más, con mucho gusto los invito a mi iglesia para que también les laven el cerebro. Eso sí tengan por seguro que las enseñanzas que allá recibirán son mucho más edificantes que las que reciben las personas que atacan y critican pero no se dan cuenta que sus enseñanzas de vida las sacan de "Germán es el man" o programas por el estilo. En estos días precisamente tuve una discusión con mi hermano, el cual fué el que me mencionó lo del lavado de cerebro y de hecho dió origen a ésta entrada, y me dijo que un lienzo limpio igual se podía ensuciar de nuevo. Pues claro, eso es obvio, cuando recibimos el lavado de cerebro igual vamos a seguir teniendo personas a nuestro alrededor que van a querer ensuciarlo, pero la decisión de conservarlo limpio o volverlo a dejar cochino ha sido, es y será siempre nuestra, y lo mejor de todo es que no importa cuán sucio esté tu cerebro, Dios siempre estará dispuesto a lavarlo y dejarlo como nuevo, y lo mejor es que no sólo el cerebro, sino tu mente, tu boca, tu espíritu y tu corazón también.
En Herbalife les lavamos el cerebro a las personas que tienen impurezas tales como el conformismo, el estancamiento financiero y el "sueño de esclavitud" con el que nacemos y nos hacen crecer al creer que lo mejor es vincularse a una empresa que mientras más te hace trabajar, te va a seguir pagando lo mismo o te hará leves aumentos de sueldo y que hará que pierdas los mejores años de tu juventud dedicada a ella en árduas jornadas laborales para lograr una pensión en el ocaso de tu vida. Dios, lo que quiere hacer es dejarte limpio de todas aquellas impurezas que en éste momento quiere implantar el enemigo por medio de la sociedad, de la cultura, del círculo social, e incluso de la familia. Quiere que quedes como un lienzo nuevo para volver a ser pintado junto con ÉL, quiere simplemente con su sangre, esa sangre que ya derramó por ti para tu salvación... LAVARTE EL CEREBRO, EL ALMA Y EL CORAZÓN, para (como lo dice la RAE) purificarte y quitarte los defectos y manchas que hayan en ellos.
Vamos todos a dejar que Dios nos lave completamente por dentro, ya que lavarnos por fuera es obra de nosotros, lo único que podemos lavar por dentro son nuestros dientes pues los cepillos son muy cortos y sería muy incómodo que fueran más largos. Así que, dejemos los prejuicios y las pendejadas que nos dicen acerca de las iglesias, y mejor: DEJEMONOS LAVAR EL CEREBRO.
