lunes, 5 de octubre de 2009

"Hijo mío que estas en la tierra..."

Bueno, despues de una larga ausencia por multiples ocupaciones sociales duante el mes de septiembre, es hora de retomar la "reflexionadera" en este devocional virtual. Sin embargo, y valga la aclaración, esas mismas ocupaciones me alejaron de la Mano de Dios, pero no de Dios, así que con él no hay ningún tipo de excusas de vacaciones, siempre debemos estar con él, buscarlo a él, compartir con él, y vivir con él (aunque todo eso es tan placentero como unas vacaciones). Ya se ha mencionado que la mejor manera de tener contacto con Dios es por medio de la oración, de hecho, Jesús mismo enseñó ese principio, y lo podemos ver en la biblia en Mateo 6: 9-13. Si leemos este pasaje, se nos vendrá a la mente algo muy familiar, conocido como el "Padre Nuestro", la cual es una oración muy bonita (sobretodo cuando se hace a conciencia) y también resume en pocas palabras nuestra relación con el padre y la manera en que se comunican dos personas con tal vínculo. Pues bien, un buen día cuando estuve en intimidad con Dios, pasó algo extraño. Aconteció que de un momento a otro, comencé a sentir como Dios comenzó a orar conmigo (¿Has pensado como oraría Dios el "Padre Nuestro"?), es decir, mi padre me estaba dedicando una oración, y es una oración dedicada a todos sus hijos. La verdad fue un momento hermoso, me conmoví demasiado, y me alegró bastante ver la manera en que Dios se manifestó. Quiero compartirte lo que Dios me dijo, y quiero mostrarte lo que Dios te dice hoy:

Hijo mío que estas en la tierra
Yo conozco perfectamente tu nombre, y lo pronuncio bendiciéndolo porque te amo
No estas solo porque yo habito en tí
Juntos construiremos este reino, del que tú vas a ser mi heredero
Deseo que siempre hagas mi voluntad, porque ella es q
ue tú seas felíz
Debes saber que cuentas conmigo porque nunca te abandonaré
Y que tendrás el pan para hoy
Quiero que sepas que siempre perdono tus ofensas, incluso antes que las cometas
Por lo que te pido que hagas lo mismo con los que te ofenden
Deseo que nunca caigas en tentación, por lo que toma fuerte de mi mano
Y siempre aférrate a mí y yo te libraré del mal
Recuerda y nunca olvides que TE AMO desde el comienzo de tus días
Y te amaré hasta el final de los mismos.

Cada vez que vayas a acudir a su presencia a contarle tus cosas, a pedir orientación, o simplemente a buscarlo, recuerda que él siempre estará dispuesto a recibirte con los brazos abiertos, que esta oración la habrá hecho durante muchísimo tiempo por ti, y que la seguirá haciendo, ya que el siempre estará allí esperando el momento a que nosotros decidamos acudir a su llamado y a sus brazos. Búscalo, descansa en él, y goza del maravilloso privilegio de tenerlo en tu vida y en tu corazón.

"¡Yo te amaré siempre, porque soy tu padre!"

No hay comentarios: