martes, 26 de julio de 2011

Francamente, el talento no es tan importante.

Un recorte de periódico con un titular igual adorna el corcho/cartelera de un muy buen primo/amigo/compañero/socio mío. Nunca lo he leido con detenimiento, pero estoy de acuerdo con ese titular. Muchas veces la falta de talento de las personas para desempeñar cierta actividad es compensada con algo que es en muchos casos, superior al mismo talento, y es la voluntad y la determinación. Como jugador limitado de fútbol (?), soy defensor a ultranza del coraje que las personas ponen para hacer las cosas sin importar sus debilidades, y la verdad es que ese tipo de personas son mucho más útiles que las que tienen talento pero no tienen corazón para usarlo a su máximo "poder". Al parecer, Dios sigue esa misma filosofía, ya que le gusta mostrar su gloria en aquellos personajes que sólo deben cumplir una característica: QUERER SERVIRLE. Por eso el pequeño David logró derrotar un gigante y el tartamudo Moisés logró liderar todo un pueblo y movilizarlo hacia la tierra prometida aún cuando ese mismo pueblo se resistió a dejar la incredulidad en Dios. La voluntad es un arma muy poderosa para lograr una meta, e hice un aparte de mis limitaciones futbolísticas, ya que gracias a eso soy un jugador que deja los pulmones y el corazón en la cancha para que mi presencia se justifique y valga la pena. Así como en el deporte, la voluntad puede lograr grandes cosas en cada área de nuestras vidas, especialmente cuando es acompañada de la presencia de Dios y su respaldo (podemos leer algo complementativo de lo que pienso al respecto aquí).

Volviendo al tema del fútbol (ya que en el ámbito deportivo es donde se puede ver tangiblemente los resultados de la determinación y la garra), vimos que una aguerrida selección Uruguaya quedó campeona de la Copa América terminada hace unos días en Argentina. La selección Uruguaya es reconocida desde siempre por su juego fuerte y porque sus jugadores poseen algo denominado "garra charrúa", que no es algo diferente a 11 personas dejándolo todo en la cancha, sin dar ningún balón por perdido. Y esta vez tampoco fue la excepción: En esta copa América no tuvo estrellas rutilantes como Ronaldo, Kaká o Messi, su figura más sobresaliente es Diego Forlán (reconocido por su habilidad guerrera y goleadora) y los otros 10 con un estilo similar de juego. Al ver jugar equipos así, da satisfacción admirar su juego así pierdan. Y en el caso del fútbol, ejemplos hay muchos, equipos aguerridos que de la nada, a punta de voluntad quedan campeones por encima de todos los pronósticos como Uruguay en 2011, o cuando el América de Cali quedó campeón en 2008, o como cuando quedó campeón Millona... ah juemadre, esos hace rato que no figuran ahí (?).

Para resumir un poco lo que valoro en un equipo de fútbol, y a lo mejor lo que Dios valoraría que haya en las personas, les muestro el siguiente video:



Valga la aclaración, no digo que a Dios le gustan los patabravas como Diego "el ruso" Pérez (uruguayo, por cierto), digo que por encima del talento y el "cascarón", prima para el la voluntad de aportar, con los talentos otrogados, el "granito de arena" para hacer una gran obra en nosotros y en este mundo.

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